

Introducción

En los últimos años, la literatura en español está experimentando una creciente representación de los sentidos que gana terreno a las poéticas del cuerpo imperantes a comienzos del siglo XXI. La vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto pueblan los imaginarios literarios de los autores contemporáneos a ambas orillas del Atlántico. En virtud de la discusión que se está produciendo en torno a los sentidos desde la filosofía, la antropología y la sociología, y de la creciente irrupción de los estudios sensoriales en las humanidades, puede afirmarse que estamos asistiendo también a un giro sensible en la literatura reciente.
Esta incursión de las poéticas de los sentidos en la literatura contemporánea invita hoy a una reflexión crítica al amparo giro sensorial (Howes, 2014)[1] que se ha producido en los últimos años y de la emergencia de los estudios sensoriales, pues numerosas obras son exponentes de la diversidad del espectro sensorial que evidencia la literatura en español de la última década, y también de la crisis del modelo sensorial hegemónico. A dos décadas de la publicación del volumen La literatura hispanoamericana con los cinco sentidos (2005), editado por Eva Valcárcel como resultado del V Congreso de la Asociación Española de Estudios Literarios Hispanoamericanos, que supone el único estudio compilatorio sobre el papel de los sentidos en la literatura en español, y de libros como La poética de la mirada (2004) de Yvette Sánchez y Roland Spiller, es el momento de preguntarse por ese viraje que está atravesando la literatura desde las poéticas del cuerpo a las poéticas de los sentidos en el siglo XXI.
Si el modelo sensorial hegemónico ha sido el ocularcéntrico (Zafra, 2015)[2], muy asociado a los marcos del patriarcado y el colonialismo, es lógico pensar en una cierta predisposición de los discursos contemporáneos hacia el antiocularcentrismo, con un corpus donde las obras que atienden al sentido de la vista lo hacen desde su fisura y desestabilización, mientras que también destacan otros muchos textos que reivindican los sentidos del oído, el olfato, el gusto y el tacto. Estos autores y obras contemporáneos están inaugurando nuevos regímenes sensibles disidentes en los que instalan muchas veces debates feministas, decoloniales o de diversidad afectivo-sexual.
Así, a fin de reunir este archivo literario, crítico con el modelo sensorial vigente y propositivo de otras realidades sensoriales, este congreso se propone partir de la “somateca” desarrollada por el filósofo Paul B. Preciado (2022)[3], entendida como ese archivo político y cultural de los cuerpos, para trazar su tránsito hacia la “sensoteca”, el archivo político y cultural de los sentidos. Se examinará, entonces, el giro de lo somatocéntrico a lo sensocéntrico, en el que pueden hallarse intersticios estéticos para la resistencia feminista, decolonial, queer o anticapacitista, y se analizará este archivo político de los sentidos en la literatura contemporánea. El objetivo principal de este congreso es, entonces, establecerse como espacio de reflexión y análisis de las diversas representaciones literarias del campo sensorial y hacernos eco desde los estudios literarios hispánicos de ese giro sensible que están experimentando las humanidades en las últimas décadas.
[1] Howes, D. (2014) “El creciente campo de los Estudios Sensoriales”, Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad, 15, pp. 10-26.
[2] Zafra, R. (2015) Ojos y capital. Bilbao: Consonni.
[3] Preciado, P. B. (2022) Dysphoria mundi. Barcelona: Anagrama.